Nuestra querida Córdoba tiene numerosas localidades, pueblos, ríos y lugares con bellos nombres indígenas que nos remontan a nuestro pasado precolombino.
Pasa comenzar a desglosar los significados que esconden esos nombres hoy hablaremos de Sinsacate.
La toponimia del norte provincial está identificada con nombres que por razones diversas servian de relación a los sanavirones.
Uníase a dicha identificación el término común a todas de “sacat” o sea tierra, que era la relación con el “Iocus”.
En el caso que hoy nos ocupa se referiría al apelativo del cacique cuya hegemonía en la región quedaba así explicitada.
El arquitecto Mario J. Buschiazzo en su libro “Las estancias jesuíticas de Córdoba” le atribuye al cacique el nombre de “Chin”, pero el Dr. Luis González Warcalde, que fue un estudioso de la región, en su trabajo “Por la ruta de la historia” afirma haberle oído al historiador monseñor Pablo Cabrera que el verdadero nombre era “Inchín”. De cualquier modo y adaptado al oído del español conquistador que no andaba con tantas minucias y precisiones, el nombre subsistió como Sinsacate, con esa “e” final que aparece en Quisquisacate, Guanasacate, Umarasacate, Salsacate, etc. y que facilitaba su pronunciación al pueblo invasor.
Extraído de La arquitectura en Córdoba y su historia. Compilación de escritos del Arq. Rodolfo Gallardo. Editorial Nuevo Siglo. 2003.