De esta autora leí las novelas Diciembre, súper álbum y El espejo africano, y los cuentos Amigos por el viento y Cuando San Pedro viajó en tren (en el mismo post de la primera novela).
Esta semana el libro que llegó a mis manos fue uno con cinco cuentos con títulos de colores:
- Rojo: el diablo se enamora de una vendedora del mercado y le pide a su bruja madrina que lo ayude a hechizarla.
- Blanco: un abuelo esquimal relata una leyenda protagonizada por un oso polar y un lobo donde explica el origen de las fases de la luna.
- Amarillo: un emperador chino tiene una pesadilla recurrente cada vez que duerme la siesta. En el sueño se interpreta un mensaje conspirativo que hace que desconfíe de todos los que lo rodean. Salvando las diferencias de personajes y lugares, el concepto es muy similar al capítulo The Mirror de The Twilight Zone y, por qué no, también recuerda al Herodes bíblico en la búsqueda de un enemigo indefinido.
- Verde: este cuento representaría la antítesis del anterior. En lugar de aceptar que las tragedias que se anuncian se cumplen, la historia cuenta que el destino puede torcerse por hecho casuales que originalmente no tuvieron como objetivo detener la dificultad vaticinada.
- Negro: un desollinador está frente al último día de su vida y se detiene en detalles de su cotidianeidad en los que nunca había reparado.
El juego entre el título del libro y de los cuentos es mas una cuestión anecdótica que de elementos que completen un sentido general en la obra. De todas maneras, es un comentario al margen que no tiene que ver con el goce estético que podamos sentir leyendo las historias.
Es un libro que está bastante bien y sus cuentos pueden funcionar bien tanto para usarlos en el aula como para tener una lectura recreativa.