Después de haber leído El hombrecito verde y su pájaro y La torre de cubos me cruzo con este libro que pese a ser un cuento tiene un lenguaje muy poético.
La historia es sencilla y cuenta que en una tarde de invierno en la escuela los chicos hacían figuras con el humito de vapor que salía de sus bocas por el frío.
Tanto imaginar formas imposibles termina por crear los picaflores que le mostrarán a la seño Sonia que cuando se es grande todavía hay tiempo para soñar como un chico.
Como con otros libros que he leído de esta autora, me parece que está ok. No me emociona particularmente ni son textos que me llamen la atención. De todas maneras por ser una referente de la literatura infantil me imagino que debe haber muchos fans y seguidores de su obra.