Desde hace un tiempo vengo prestando atención a posts sobre denuncias a bloggers que veo en la comunidad bitácoras que conforman mi feed.
Si bien los posts suelen ser la versión “políticamente correcta” de unas ganas de putear contenidas; sirven, al menos, para descargar la bronca ante la impotencia de no poder hacer nada contra las malas prácticas de los “colegas”.
Por citar ejemplos: tenemos el caso de la falsa bloggera que sorteaba un Iphone, del que engañaba pobres almas crédulas para aumentar su feed; los que roban contenido y terminan en portada de Menéame; gente que opta por la manipulación de textos de los comentarios en caso que no sean de su agrado, los que en lugar de citar como se debe a un blog linkean un feed; el que copipasteó, cambió dos boludeces, citó fuente y después mandó la noticia a un agregador:
Y no sólo eso: cuando salté a marcarle su truchada, me mandó un mensaje que lo pintó de cuerpo entero:
Además de estas que cité, hay muchas otras que a menudo se comentan con amigos vía msn y a las que, por no involucrarme, no puedo hacer referencia… aunque no me falten ganas ni ovarios para desenmascarar a los “falsos mesías de la blogósfera”, esos que quieren brillar a costa del bolsillo y el cuerpo ajeno.
Son garcas de los blogs esos que prometen algo (un premio, un descuento, un regalo) y después salen cobrando por aquello que sorteaban. También están los que truchan sorteos y termina ganando el caballo del comisario, el mejor amigo, o lo que publicitariamente más les conviene (como pasó con el sorteo de los Ipods de Metroo).
Yo me pregunto y les pregunto: ¿Hay necesidad de ser garca por unos dólares al día de adsense, o por fama, o por un prestigio inconsistente? A mi no me cierra, pero se ve que a algunos si.
O a lo mejor piensan que ciertas prácticas no del todo éticas los va a ayudar a ponerla de una buena vez.
Como mujer les digo a esos: ni en un millón de años. Si quieren ponerla siendo garcas, elegieron mal la ruta. Quizás la política sea un excelente nicho para que se ubiquen los autodidactas sexuales que tienen necesidad de figurar a costa de recursos ajenos. Siempre hay gatos ronroneando cerca de esos bolsillos (y zonas adyacentes).
Que la falta de ética es moneda corriente en todos los ámbitos es algo obvio; de ahí a que nos volvamos complices hay un largo, largo trecho que yo, al menos, me niego a recorrer.
Lo particular de estos garcas es que, en la mayoría de los casos, nunca les vas a ver la cara frente a frente. Ya sea porque están a miles de kilómetros o porque ni sabés cuál es su identidad real.
Son garcas de cabotaje que no se bancarían que les escupieras sus truchadas en la cara, que le dijeras con voz digna de un locutor radial “HIJO DE PUTA” en la cara.
Mucho menos se bancarían cagarse a trompadas con alguien… porque se hacen los malos desde sus blogs, mandando un mail, jugando a hacerse los trolls… pero ni uno solo de esos se bancaría un mano a mano para resolver, como hombres, sus disputas.
Y ojo, no es que haga apología de la violencia; pero la apología de la mariconada “te mando un mail puteándote para que veas quien soy”, realmente, no me va.
De esta calaña de gente vamos a seguir encontrando, cada tanto, en los blogs. Separar la paja del trigo (o los pajeros de la gente buena) será una precaución que tendremos que tomar para evitar ser usados por estos tipos.