Si bien hace años que vengo reseñando libros, nunca me había sentado a pasar en limpio qué he leído en todos estos años.
Ustedes se preguntarán si finalmente llegué a los 400 libros que me había propuesto entre noviembre de 2011 y diciembre de 2012. Mi número final fue de 367 libros reseñados, de los cuáles yo leí alrededor de 340 y el resto fueron aportes de Guille.
La verdad es que me puse un objetivo demasiado alto que hubiera significado leer un libro por día. Si bien con libros para niños suena algo posible, la realidad es que escribir siete reseñas a la semana no lo es tanto. Sumado a que los libros para adolescentes y adultos suelen tener más de cien páginas.
Para el periodo 2013 me propuse 200 pero no estuve ni cerca: fueron 32 reseñas de libros entre Guille y yo.
Por todo esto mi desafío 2014 es de “solo” 52 libros (o lo que es lo mismo, uno por semana, sin contar los apuntes de las siete materias de la facu que curso este semestre). En su mayoría serán textos en inglés de la colección Chicken Soup (que siempre rondan las 380 páginas) y textos clásicos que figuren en las listas para chicos desde los 12 y desde los 15 años. Veremos si me asocio de nuevo a una biblioteca para leer cosas para chicos.
Más allá de la cuestión numérica ¿qué me quedó de todo esto? El gran placer de disfrutar de la lectura, de meterme en otros mundos, de conocer otras voces y otros estilos de escritura, y la gimnasia que produce la obligación de leer y escribir sobre lo que se lee.
Lo que me sorprendió: que haya tantas cosas lindas para chicos que también pueden disfrutar los adultos.
El mito refutado: los chicos aman los libros, aunque se diga lo contrario.
Los libros para chicos que me enviaron las editoriales (en inglés y español) fueron a manos de chicos menores de 10 años de mi entorno y todos, sin excepción, estuvieron chochos con ellos. Muchos los leyeron solos y otros con sus papás. También empezaron a aparecer las preferencias según los géneros y alguno hasta me contó cuántas veces había leído el mismo libro y, textualmente, me dijo que “había soñado que le llevaba más”. Otro caso fue el de dos hermanitos que se peleaban por uno de los libros que les regalé. La madre le dice al más grande que ese libro (El gato con botas) es más apropiado para su hermano y el chico le contesta “¡Pero es que a ese no lo tengo!”.
En todos los casos hubo notoria mejoría en la lectura en voz alta a partir de la llegada de los libros (punto a favor: hubo padres y abuelos comprometidos para leer con los chicos).
Así que puedo morir en paz sabiendo que he sembrado la buena semilla para que crezcan chicos lectores.
El descubrimiento: los autores latinoamericanos siempre son voces para tener en cuenta.
Lo que me decepcionó: que las reseñas tengan pocos comentarios. Si bien este blog no nació como especializado en literatura, mi idea fue la de promover de alguna manera la lectura. Es una lástima que los lectores frecuentes no se hayan prendido a comentar las lecturas de libros que hasta se pueden leer on line (algunos legalmente y otros no tanto).
De todas maneras, la puerta sigue abierta para que siempre puedan ver y comentar las reseñas pasadas visitando cualquiera de mis listados de libros recomendados por edad.
Ahora sí, la infografía: