Si bien hace algunos días publiqué el post correspondiente al rodeo de Houston, debo confesar que en realidad ese fue el segundo al que asistimos, porque la primera experiencia “vaquera” que tuvimos fue en Austin.
El concepto carnival + rodeo + show es el hilo conductor de todos los eventos y se puede ver también en este caso, aunque en una escala considerablemente menor a la de Houston.
Los que tenemos más de 30 años y crecimos en un pueblo, seguramente recordaremos que cada tanto pasaban los parques de diversiones ambulantes que, al igual que los circos de la época, se quedaban unas semanas en la ciudad para que la gente de la zona pudiera entretenerse en familia en aquellas épocas en las que no había shoppings para ir a dar vueltas los fines de semana.
Y la verdad es que la feria de Austin me recordó muchísimo a esa experiencia de mi infancia y ver a las familias en los juegos me hizo viajar casi 30 años en el tiempo. Sí, creo que se me cayeron todas las sotas del mazo 😀
En este caso sí pudimos ver parte del rodeo, aunque no fue jineateda sino una competencia de volteo y enlazado de novillo.
Lo primero que me sorprendió fue lo extremadamente chico que era el “estadio” y el campo. No era mucho más grande que el Orfeo Superdomo de Córdoba, aunque las tribunas eran de entablonado y todo tenía un aspecto súmamente rústico.
A mi me recordó a los recintos donde se hacen remates de hacienda en las sociedades rurales de mi ciudad, sólo que más grande. Y por el estilo del lugar y lo alejado de la ciudad que está (literalmente en una zona rural), es probable que para eso sea utilizado regularmente.
Lo segundo que noté fue que el rodeo como show, al menos en Austin, era bastante más pobre que el que veo en Jesús María. ¡No es para menos con un estadio tan chico!
Otro aspecto decepcionante fue el gastronómico. No había muchas opciones de comida y lo que había tenía poco que ver con lo que yo me imaginaba como típico, si no que era fast food de parque de diversiones (panchos, pochoclo, pizza, etc). Otro problema era que para pagar no reciben efectivo, solo unos tickets de la feria que se cambian en una máquinas. Por suerte encontramos un carro de pizza que al menos recibía tarjeta. Lo malo es que se trataba del que vendía muzza con alacranes… a propósito!
Eso sí, te sirven bichos pero vienen perfectamente embalados en su propio blister. Pensar que acá todos los veranos hacemos campañas para matarlos en lugar de promover emprendimientos de esto en el Parque Sarmiento ¿ven que nos faltan más ideas que recursos en este país? 😀
Como no somos tan seguidores de Marley, preferimos evitar los bichos y nos limitamos a probar la pizza en palito, que es un masacote de masa y relleno que viene en algo tipo bajalengua de revisación médica.
Yo no soy delicada para la comida, pero se ganó el primer puesto de la pizza más horrible que probé en mi vida. Masa insípida, relleno de mala calidad y encima era enorme. Muy a mi pesar la terminé tirando y me lamenté haber gastado plata en una para cada uno cuando ninguno de los dos la pudo terminar de comer.
Finalmente, la última cosa para mencionar del rodeo fue el show musical, donde tocaba Willie Nelson que es un auténtico prócer de la música country. Para quienes no lo conocen sería una mezcla entre Horacio Guarany, el Chaqueño Palavecino y la familia Carabajal. Ha escrito canciones que son clásicos del country de todos los tiempos y que han cantado todos los grandes, además de tener una vigencia y una popularidad que sorprenden para sus más de 80 años.
La verdad es que el que es muyyy fan de Willie Nelson es Guille, a mi mucho no me interesa. Fue gracioso que cuando le comenté a alguien durante el SXSW que íbamos a ir a verlo me dijo “si no sos fan te vas a volver una”, y yo le contesté “no creo” 😀
Es que hace 36 años que me conozco y hace como 7 años que mi querido me hace escucharlo, si no me había enganchado con el tipo hasta ese momento era medio difícil que sucediera el milagro.
Y no, no pasó. Me aburrí bastante pero estaba ahí para hacerle el aguante a Guille que por fin iba a cumplir su sueño de toda la vida de verlo. Willie está grande y no era cuestión de seguir esperando.
En resumidas cuentas, el rodeo de Austin es un buen evento para los locales, pero no se trata de un espectáculo que sea imperdible como para ponerlo en una agenda de viaje a la ciudad, más aún si no están familiarizados con el tema de la doma y/o la música country.
Más allá de todo, quien tenga la posibilidad de visitar la ciudad durante el evento y quiera conocer de que se trata por curiosidad, seguramente podrá sacar sus propias conclusiones.
Los dejo con el video de Willie.