En nuestro recorrido por las principales ciudades de Texas, ya visitamos a los Houston Rockets en el Toyota Center y a los Spurs en San Antonio, así que solo nos quedaba pendiente ir a ver a los Mavericks en Dallas.
Y como Guille es el que sabe de básquet, los dejo con sus palabras:
Dallas Mavericks es un equipo exitoso en la NBA, dirigido por el siempre entretenido y controversial Mark Cuban. Verlo en vivo me dio laposibilidad de tachar de la lista de pendientes ver uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, el alemán Dirk Nowitzki.
En este caso fuimos a ver un partido que seguramente no tiene el brillo de temporadas anteriores, pero sin lugar a dudas, de entretenimiento asegurado, al enfrentarse los Dallas Mavericks de Nowitzki y los Portland Trailblazers de Damian Lillard y C.J. McCollum. Recordemos también que, para nosotros, los argentinos, desde esta temporada, los Dallas Mavericks tienen el atractivo extra de contar en su plantel a un compatriota con brillante futuro como Nicolás Brussino peleando por posicionarse en la rotación.
Si bien esta temporada ha empezado con muchos bajones de rendimiento para el equipo de Dallas, y las lesiones lo ubican lejos de la pelea, es probable que terminen la temporada luchando por el octavo puesto para entrar en los playoffs; sin embargo los hinchas del equipo no son los más ruidosos, ni participativos, y se vive el partido de temporada regular casi como en una cancha neutral. La locura de Mark Cuban que vemos en los partidos no es compartida por el espectador promedio, y se nota por el apuro por evitar el aglomeramiento a la salida, con muchos saliendo cuando aún quedan varios minutos de juego.
La mascota de los Dallas Mavericks, el caballo Champ, es un punto alto de los entretiempos, dejando mucha energía y recurriendo a bromas y participación de la audiencia. Probablemente lo ayuda que su disfraz le permite mucha movilidad y por ello puede darse el lujo de tirar la pelota más cómodo al aro, así como realizar algunas volcadas con el trampolín. Además, el equipo cuenta con una segunda mascota que le hace de adlátere, el Mavs Man, y tiene una de las escuadras de cheerleaders más afamadas de la NBA.
El resto de las actividades de los tiempos muertos hace que el partido pase volando y que se pueda disfrutar aún si el partido estuviera calmo.
El estadio se ubica en una zona céntrica a la que se puede acceder en el transporte público sin problemas, o dejar el auto estacionado a algunas cuadras del lugar por unos quince dólares. Los estacionamientos que están frente al estadio cuestan entre 20 y 30 dólares, y luego se vuelve más difícil salir por el tráfico.
En un radio de cinco a diez cuadras del estadio se encuentran atracciones importantes de la zona (varias de ellas incluídas en CityPASS Dallas) como el Perot Museum of Nature and Science o el House of Blues de Dallas, y en un radio un poco mayor, pero también cercano, se encuentran el Museo del Sexto Piso, la Plaza Memorial de John Fitzgerald Kennedy, la Reunion Tower, el Dallas Museum of Art, la Ópera y mucho más.
American Airlines ha sponsorizado dos estadios de la NBA, por lo que no debemos confundir el American Airlines Center (que es el de Dallas), con el American Airlines Arena (que es el de Miami).
El estadio, al igual que todos los estadios de la NBA, es enorme, y dentro del mismo hay varios pisos; por lo que buscar su ubicación puede llevarles un buen rato. Probablemente por eso siempre se ven espacios libres que se van llenando a medida que el partido avanza.
Como he dicho en otras ocasiones: la NBA es un evento deportivo de primer nivel que vale la pena conocer aún su no son seguidores del básquet. Si a eso le sumamos que las entradas son muy accesibles en las instancias de inicio de temporada (suelen arrancar en los U$S20), es sin dudas una actividad para no dejar pasar en su visita a la ciudad,