Texto extraído del capítulo 8, Los espácios subterráneos; del libro Topografía curiosa de Córdoba de Roberto A. Ferrero. Alción Editora. Córdoba 1994.
Estuvimos tentados, al iniciar este apartado, de llamarlo “Los Túneles”, pero desistimos porque si bien ellos son los más importantes de los espacios subterráneos de Córdoba, no son los únicos. Están también la llamada “Cripta del Noviciado viejo“, la gran Playa de la Plaza de la Intendencia, el Túnel vial de la Ruta 9 y otros no menos curiosos.
Los túneles del centro de Córdoba han sido, indudablemente, materia de muchos artículos y de muchas conversaciones, enhebradas en las antiguas leyendas que nacen por obra de ese fabulista que fue Sarmiento. En parte por sus afirmaciones en el “Facundo” de la existencia de un subterráneo que comenzaba en el presbiterio de la Iglesia de la Compañía de Jesús, y en parte por imitación de Buenos Aires, se ha señalado reiteradamente la presencia de una red de túneles bajo el centro de la ciudad. Pero mientras que los túneles de Buenos Aires -que parten de la “Manzana de Las Luces- han sido debidamente explorados,
cartografiados y parcialmente habilitados al público, los de esta ciudad siguen un misterio y un tema de discusión. Se los menta, pero nadie los ha visto. Destacados historiadores que se han ocupado del tema, como el padre Juan Grenón y el profesor Efraín U. Bischoff, sostienen que lo único que existen son viejos
acueductos (como el de Barrio General Paz), sótanos y vizcacheras extensas, que de vez en cuando se derrumban y dan nueva vida a la leyenda de los túneles céntricos de Córdoba y alrededores.
No nos ocupemos más, entonces, de algo que hasta ahora al menos, no ha revelado su existencia efectiva.
Ocupémonos mas bien de los túneles o galerías subterráneas que si existen, debidamente relevadas, pero lejos del casco céntrico, en las zonas más periféricas del departamento Capital.
Unas, en número de cuatro, perpendiculares al cauce del Suquía y unidas entre sí por una quinta rama paralela a él, se encuentran en los alrededores de Villa Rivera Indarte, en la margen izquierda del río, aguas abajo. Tienen cada una unos veinte metros de largo y la altura de un hombre de pie. Estuvieron inundadas hasta 1960; por estos años, un grupo de espiritistas -según afirma Bravo Tedín- sacó el agua y picó las paredes en busca de un supuesto tesoro aparecido en sueños a uno de ellos. Nada obtuvieron, por supuesto, y el misterio de qué cosa fueran continúa hasta la fecha.
Otros subterráneos están más cerca, en la zona del Chateau Carreras y Villa Belgrano. A diferencia de los anteriores, se encontraron siempre libre de agua y se pueden transitar cómodamente de pie en la parte que se ha explorado y fotografiado. Su piso es totalmente plano y la altura suficiente para recorrerlo erguido, como dijimos. Linterna en mano, sin otra compañía que algunos grillos decolorados por su perpetua vida en las sombras, el viajero curioso se encontrará de trecho en trecho con aberturas al exterior que brindan una vista panorámica del río Primero. Se ignora el origen, la función y los constructores de estos túneles, aunque Bischoff, apoyándose en un relevamiento hecho por Guillermo Bondenbender en 1929, opina que no se trata -por lo menos en un caso- más que del túnel que arrancando de la “Cañada de Martinoli”, conducía agua hasta un depósito ubicado en Alto Alberdi, para el Servicio de Aguas Corrientes primitivo.
Modernos son en cambio los otros dos espacios bajo tierra que mencionamos. El primero, el túnel vial de la Avenida Sabattini (Ruta 9), se abre en la mitad derecha de esta amplia arteria, adosado a la linea divisoria de las manos de ida y vuelta, a la altura de la calle El Escorial, entre Barrio Maipú y Bamo Lourdes.
Flanqueado de fuertes verjas de hierro pintadas de rojo vivo, se hunde bajo la ruta curvándose a su izquierda y sale a la calle Isasa tras recorrer alrededor de doscientos metros. Totalmente de cemento, aséptico siempre y ascético, no posee otra decoración -si así puede Ilamársela- que las indispensables luces que lo iluminan día y noche. Este es el ramal principal, que por Isasa lanza el tránsito bajo el viaducto del F.C.G.B.M. (desde donde Isasa se transforma en Galíndez), pero hay un segundo ramal.
Efectivamente: al volver de San Vicente por la calle Asunción Morcilla, el automovilista que se aproxima a la Ruta debe optar: seguir a la derecha, subiendo hasta empalmarla en dirección a la Terminal de Omnibus, o embocar, a la izquierda este ramal subterráneo -algo mas corto que el anterior- que emerge en dirección opuesta, hacia Río II y, en definitiva, Buenos Aires.
El segundo espacio subterráneo es la gran Playa de estacionamiento bajo la Plaza de la Intendencia, frente a ésta y al Palacio de Justicia, en la manzana limitada por Caseros, la Cañada, Duarte Quiros y Bolívar. Por arriba se extiende un amplio páramo de casi media hectárea reververando al sol del verano, complementado
por un grande y hermoso ombú que mira al edificio de los tribunales a través de la calle Bolívar; tres o cuatro pañuelitos de césped frente a Duarte Quirós; el hemoso monumento a los Soldados de Malvinas en la esquina de ésta calle con la Cañada; una discreta fuente; una docena de blancos bancos de material y unos pocos arboles aquí y allá. Por debajo, el panorama cambia: una vasta superficie subterránea para admitir, alineadamente, centenares de automóviles, ordenados entre las gruesas columnas que sostienen la plaza exterior. Se entra a esta playa por la calle Bolívar por el simple procedimiento de retirar de una máquina
adecuada una tarjeta marca-horario, a la izquierda del conductor, y se emerge -previo pago- por la rampa de subida de Duarte Quirós, embocando calle Ayacucho.
Aquí se recupera el ruido habitual del trajín ciudadano y se deja atrás el ensordecedor sonido de las máquinas purificadoras de aire de la playa oculta.
Para los conductores y acompañantes que deben salir dejando sus vehículos estacionados en ella, se abren varias salidas peatonales escalonadas a la plaza.
Foto de este blog
——————-
Este libro tiene unos cuantos años y hay que sumarle un par de túneles más:
Nudo vial 14
En 1998 se proyectó el Nudo Vial 14, el segundo “nudo urbano” destinado a desenredar el tráfico de la ciudad, en este caso en la zona norte sobre la avenida Rafael Nuñez.
Es la obra vial a tres niveles más importante encarada por la Ciudad de Córdoba en su historia.
El Nudo Vial 14 en la Ciudad de Córdoba fue inaugurado en el año 1999 y cuenta como ornamentación la escultura “Mujer Urbana” del artísta plástico cordobés Antonio Seguí.
En esta nota de La Voz del 16 de mayo de 2008 se dice que para 2011 se finalizaría el anillo de circunvalación que rodea a la ciudad. Uno de los tramos pasa, precisamente, por el nudo de la 14.
El detalle es que es el gobierno nacional es el que financia el proyecto que tiene un costo de 7 millones de dólares para los 2000 metros del tramo que va desde la ruta E-53 (cerca del CPC Monseñor Pablo Cabrera) hasta un nudo vial en la calle Spilimbergo.
Pero leyendo un poco más en este documento del gobierno provincial, vemos cuál es el costo real de los 16 km de circunvalación:
OBRA: CIERRE DEL ARCO OESTE DE AVENIDA DE CIRCUNVALACIÓN (A-019)
Tramo: Ruta Provincial Nº 5 – Av. Spilimbergo
Monto de inversión aproximado: $ 360.000.000
Con la finalidad de concretar lo iniciado por la Dirección Nacional de Vialidad en la década del ´70, el Gobierno de la Provincia de Córdoba llamará a licitación para concluir con la Avenida de Circunvalación a la Ciudad de Córdoba.
Hoy, casi 40 años más tarde, se licitan los tramos faltantes que conforman el arco Oeste de manera de finalizar el anillo de Circunvalación a la Ciudad de Córdoba en el año 2011.
Este ambicioso plan de cierre del Anillo incluye para su culminación la ejecución de una gran diversidad de obras: distribuidores tipo trébol, túnel, viaductos, calzada en trinchera, etc.
Teniendo en cuenta las crisis externas, internas y la relación del gobierno de turno con Córdoba (más allá de los intentos de romance que le propone el intendente local a la dama de botox), dudo que veamos las obras que se proyectaron hace cuatros décadas. Seguramente las bodas de oro serán todo un acontecimiento para inaugurarlas, finalmente.
Foto de Google Earth y dibujo de la constructora que dirigió la obra.
Nudo vial Cardeñosa
Inaugurado el año pasado, fue un proyecto desarrollado por la gestión Martí. En un muy buen post del blog Desarrollo Local me entero que “La obra, pensada y proyectada en la gestión Martí fué ejecutada casi tal cual se habia tramitado ante el organismo Internacional de Crédito en aquella oportunidad. Otra era la ciudad 10 años atrás (mínimo) no eran tantos los autos que circulaban por el sector y no existía el peaje en la zona del aeropuerto.”
En el mismo post se hace una muy buena observación sobre como el desfasaje entre el proyecto y el momento de concreción más la interrelación entre el Gran Córdoba y las avenidas de alto trásito pero de un solo carril patean el cuello de botella más adelante.
Otro apunte interesante que encontré googleando para ampliar el post fue un foro donde en 2006 se rechazaba el nudo vial con los argumentos del embotellamiento y la falta de idoneidad técnica.
Creo que la obra del nudo Cardeñosa, más allá de los problemas que tenga, era algo que tarde o temprano iba a tener que hacerse. El problema fue el tarde y que rehacer el proyecto hubiera sido para que cuando lo ejecuten hubiera vuelto a quedar obsoleto. Lamentablemente, tenemos que reconocer que con los bueyes que aramos todo es muy, muy lento.
Y quizás lo que falte sea también descongestionar zonas como la intersección de Monseñor Pablo Cabrera y Los Granaderos, cruce que se encuentra después del cuello de botella del nudo Cardeñosa.
La foto pertenece a este usuario de Flickr.