Esta semana tengo el gusto de poder reseñar un libro que me envió la editorial infanto-juvenil Del Naranjo desde Buenos Aires.
Se trata de “La cena del dinosaurio” la primera novela publicada de la escritora Verónica Sukaczer.
Sobre la historia
A lo largo del libro se relata el trabajo de dos jóvenes paleontólogos, Elina y Yamai, que buscan un dinosaurio en la zona de Mina Clavero, Córdoba.
Mientras ellos buscan, la voz que dirige el relato espera ser encontrada para reconstruir una historia muy diferente a la que los protagonistas han estudiado en sus libros.
Pueden leer los dos primeros capítulos acá.
Mi opinión sobre el libro
Me gustó el estilo en el que está contada la historia mediante un narrador misterioso y muy poco común. El relato en sí tiene varios aspectos relacionados con la ciencia ficción sin ser una obra 100% perteneciente a ese género.
Los personajes están bien construídos y creo que funcionan muy bien para que los chicos puedan sentirse identificados con ellos.
La atmósfera de la historia a lo largo de sus capítulos tiene humor, misterio, suspenso, amistad, compañerismo, enojos, amor…
La novela se lee fácilmente y tiene un muy buen ritmo. Yo la leí en un par de horas, no sé los chicos de hoy (soné de 100 años con ese comentario, jajaja) en cuanto pueden leerla.
¿A quiénes les recomiendo el libro?
– Es un libro indicado para chicos desde los 11 años, sobre todo para los fans de las historias sobre paleontología.
– A los chicos más chicos podría gustarles el relato, pero probablemente tengan alguna dificultad para leer tantas páginas y seguir el relato. Así que es un buen libro para que los padres se pongan las pilas para leerles un capitulo por noche antes de dormir.
– Para maestras que quieran conjugar literatura infanto-juvenil con algunos aspectos relacionados con la ciencia, con la salvedad que hay partes que son ficción y están muy alejadas de la paleontología real (por ejemplo, es imposible que en Córdoba se vaya a encontrar un dinosaurio, ya explicará mi geóloga de cabecera en su blog por qué).
Datos bibliográficos
Título: La cena del dinosaurio
Autor: Sukaczer, Verónica
Ilustraciones: Tambuscio, Pablo
Editorial: Del Naranjo
Colección: La Puerta Blanca
Formato: 19,5 x 13, 5 cm
Peso: 0,13 Kg.
Edición 2011,en Rústica
Páginas: 96
Precio: $28 pesos argentinos (lo que sale una hamburguesa o una entrada al cine)
Librerías en donde puede conseguirse: se distribuye en toda la Argentina. También en las librerías de Córdoba.
Compras on line: puden utilizar los sitios de librerías como Tematika, Cúspide, etc.
Sobre la autora
Verónica Sukaczer nació en Buenos Aires en 1968. Cuando era niña se le diagnosticó hipoacusia bilateral severa a profunda.
Desde muy chica se interesó en la literatura como lectora y escribiendo poemas y cuentos.
Estudió periodismo y trabajó en varios medios como el diario La Nación, la revista Billiken, hizo un viaje a la Antártida para una crónica periodística y escribió guiones para programas de TV.
Como autora la mayoría de su obra va dirigida a un público infanto-juvenil: “Ventana de la imaginación”, “Periodismo”, “Alas para la Paloma”, “Nunca confíes en una computadora”, “Los monos del mar”, “Vuelta al mundo”, “Hay que ser animal”, “El inventor de puertas”, “Nunca salgas desconectado”, “Relatos en gatonés” y “la Cena del dinosaurio”. También tiene textos publicados en diversas antologías.
Para el público adulto tiene publicado “Mal de familia”.
Ha ganado numerosos premios literarios: primer premio del concurso Colihue de cuentos para chicos 1992; primer premio Inarco a las Letras, 2007; segundo premio de cuento de la revista Imaginaria 2007; mención especial del premio Sigmar de literatura infantil y juvenil 2009.
Tiene varios blogs donde pueden leer lo que escribe:
– La vida con subtítulos: blog de su costado literario y su faceta como escritora.
– ¿QUÉ? Hipoacusia, otoesclerosis y otros productos en stock: blog donde cuenta la realidad de vivir como una persona sorda. Muchas veces con humor, algunas con bronca y otras como la manera de encarar la realidad que le tocó en suerte.
– Logogenia: blog donde difunde este método de desarrollo de la comprensión lingüística para niños sordos o hipoacúsicos.
– Hijos y otros animales salvajes: blog colectivo donde junto a otras madres se desahogan de las cosas que hace la prole. Muy recomendado.
Algunas preguntas a la autora
Para completar la reseña le mandé unas preguntas por mail a Verónica para este blog y otras para Locos por la geología, el blog de mi suegra quien también hará su reseña como experta en el tema.
– Hasta el momento solo habías publicado cuentos, la decisión de hacer una novela ¿fue para dirigirte a un público preadolescente o tuvo que ver con el desarrollo del relato que querías construir?
Escribir una novela era mi gran desafío. Desde siempre quise escribir novela, y no me salía. Así de sencillo. A veces hacía trampa, escribía una “novela” pero trataba cada capítulo como un cuento. No quedaba bien. Entonces seguía leyendo (leo mucha más novela que cuento) y esperando, con la esperanza de que cuando llegara el momento, es decir, cuando yo hubiera madurado como escritora, y encontrara un tema que, naturalmente decantara en novela, iba a suceder. Y así pasó. Un día quise escribir una historia y el género preciso para esa historia era la novela, y yo sentí que esta vez podía. “La cena del dinosaurio” es mi segunda novela, en realidad. La primera se titula “La última palabra” y saldrá en marzo publicada por Editorial Norma. Eso sí, sigo aprendiendo a escribir a diario.
– En la novela utilizás un estilo narrativo bastante particular, donde el que cuenta la historia es un personaje que hasta la mitad de la novela no se sabe quién es ¿Cómo encontraste esa “voz”?
La verdad es que hasta que no encuentro esa “voz” que cuenta, directamente no puedo avanzar. No hay historia. Hallar el tono, el estilo de cómo voy a narrar, es para mí primordial. El resto es prueba y error. Escribo mucho, reescribo mucho más. Una novela puede tener nueve o más versiones. Empieza hablando un personaje, no me cierra, le doy la voz a otro, y así voy experimentando.
En cuanto a “La cena…”, como en general narro en primera persona (y no quería repetirme) y no logro sentirme muy cómoda con la tercera… probé a darle el mando a este personaje tan atípico. Y me servía muy bien. Primero porque podía verlo todo, como un dios cualquiera. Segundo, porque estaba pero no participaba de la acción. Hasta podía “desaparecer” y seguía estando ahí para contar la historia. Fue un hallazgo, uno de esos momentos “eureka”.
– En tu blog siempre describís con mucho humor la relación que hay entre tu vida cotidiana y tu trabajo ¿Hay alguna historia graciosa para contar ocurrida durante el proceso de escritura de “La Cena…”?
Voy a ser aburrida: no me acuerdo. Vengo de un rally de escritura. Escribí tres novelas seguidas por pedido de editoriales (lo cual me hace sentir en el cielo), y ahora tengo otra por delante y solo logro pensar en el trabajo actual. Sí recuerdo que corregí “La cena…” durante las vacaciones, y que mientras mis chicos se tiraban a la pileta yo estaba en una reposera tachando y reescribiendo.
– Como madre de preadolescentes ¿Solés consultarles su opinión durante tu proceso creativo o en ese momento seguís sólo tu instinto de escritora?
Lamentablemente uno ya se convirtió en adolescente hecho y derecho, y las consecuencias… bueno… las padezco a diario. Y no, no les consulto. Trabajo en soledad absoluta (en cuanto a ideas, porque en cuanto a espacio y tranquilidad, escribo en mi casa con mis chicos a medio metro interrumpiéndome cada dos segundos). Me acostumbré así y así sigo. Sí me sirve conversar con algún colega si tengo un problema con la historia, si estoy empantanda, pero no con posibles lectores.
– Tu carrera como autora de LIJ ha sido prolífica ¿Cuál es la devolución que tus lectores y sus papás te han brindado todos estos años?
Gracias, pero yo no creo que sea tan prolífica. Pasé muchos años sin escribir, al ser mamá, y otros tantos sin publicar, porque no lograba llegar a los editores. Y ahora sí, ahora vivo mi momento de cosechar.
En cuanto a la relación con mis lectores, eso se da más que nada cuando visito escuelas o ferias. Pero no es algo que yo promueva demasiado. Fui una gran lectora de chica y nunca se me pasó por la cabeza intentar conocer a los autores de esos libros. Prefiero que el lector se quede con la impresión de lo leído y que me conozca lo menos posible. Porque después empiezan los problemas de: “mirá qué vieja que es y escribe esto”, o “tan joven…”, o “es re-antipática”, o “es un amor y escribe ese humor negro…” Mejor no…
Muchas gracias a Verónica por su tiempo y a Ediciones del Naranjo por enviarnos el material.