El martes pasado asistimos con Guille a la presentación que este autor hizo en el teatro Real de Córdoba en el marco de Charlas de Diván, un ciclo de charlas abiertas donde el público pregunta y él responde sobre los temas que van surgiendo.
Como no podía ser de otra manera, a la salida compramos este libro para conocer más de este lado B del amor (y para hacer la reseña en el blog, ya que estaba).
¿De qué trata el libro?
El lado B del amor podría definirse como todo aquello que no se ha querido oir sobre el amor pero que está allí y es parte de la cosa.
El lado A representaría todo lo que ha tenido buena prensa, aquello que según el tiempo y la cultura ha sido exaltado y reconocido como “demostración de amor”, aunque al ver el revés de la trama algunos se asombrarán de enterarse que el “Amor lado A” y la sanidad no siempre van de la mano.
¿Qué temas generales toca el libro?
En cierta forma se trata de una autopsia (bah, en algunos casos será una biopsia 😛 ) sobre el amor como emoción. De donde proviene, cómo se manifiesta, cuál es su relación con el deseo, con la formación de una pareja, con la cultura, con la sexualidad, con la (in)fidelidad, con los celos y hasta con la violencia.
Mayormente se habla del amor de pareja, pero también tiene una presencia fuerte el amor entre padres e hijos.
¿Qué relación tiene con los libros anteriores del autor?
Hay muchos ejemplos de este libro que están tomados de casos narrados en Historias de Diván y Palabras Cruzadas, de manera que los que podemos considerarnos seguidores de Rolón inmediatamente recordaremos cuál era el problema detrás de cada nombre. Debo aclarar que no es imprescindible haber leídos los libros anteriores para abordar este.
Viéndolo desde un lugar comercial (y no digo que Rolón lo haya escrito de esta manera) creo que este libro es una forma honesta de generar una trilogía para que el público siga y consuma lo que un autor publica.
Digo sana porque yo me enganché con el primer libro y compré dos más (no he leído su novela Los Padecientes). Cada libro en sí mismo tenía un principio y un fin, y no me obligaba a comprar el próximo para terminar de cerrar una idea.
¿A qué clase de público se dirige este libro?
A diferencia de sus dos primeros títulos que eran para todo público, creo que Encuentros requiere un lector algo más experto en los temas que se tocan.
En primer lugar, creo que el lector ideal del libro es alguien que tiene naturalizado y hasta en cierta forma incorporado el tema del análisis.
No necesariamente tiene que ser un paciente, un terapeuta o un especializado en temas de salud mental; más bien tiene que ser una persona que tenga la apertura para aceptar que el ejercicio de analizar y bucear en lo más profundo de uno mismo es la manera de encontrar respuestas a quiénes somos y cómo actuamos en la vida.
No me parece casual que en Palabras Cruzadas haya hablado de un paciente que era cura y en este libro de una asistente a sus charlas que era monja. Ambos tienen como práctica habitual el análisis (con otro nombre y contextualizado dentro de parámetros religiosos), y han tenido la suficiente seguridad en sus convicciones espirituales como para compartir un espacio de reflexión con la ciencia. Y acá es justo citar lo que Rolón dijo en una entrevista con Alejandro Fantino:
Cuando uno trabaja seriamente con las cuestiones del alma tiene respeto por la ciencia. Y viceversa.
En segundo lugar, creo que este libro es exigente en cuanto a las capacidades que necesita del lector.
Es un texto que para ser decodificado necesita de bastante capacidad de abstracción, de simbolización, de concentración, de interpretación y de ciertos conocimientos de algunas de las cosas que se hablan.
No caeré en la tentación de decir que por lo menos hay que haber pisado una universidad para entenderlo, pero sí que requiere de un lector entrenado en textos un poco más complejos y que mínimamente conozca quiénes son algunos de los tipos que nombra.
En este sentido, creo que la manera de suavizar la cosa y convertirla en un poco más digerible ha sido la de ejemplificar los temas con párrafos de poemas, canciones, novelas y describiendo escenas de películas muy conocidas.
Sigue siendo un libro que al lector menos ducho en el tema le puede costar, pero ha buscado la manera de explicar lo complejo con ejemplos accesibles a todo el mundo.
¿Es un libro de autoayuda?
En la charla del martes se tocó el tema y Rolón explicó de una manera muy psicoanalítica que si un libro era de Auto-Ayuda, era un libro que se ayudaba a sí mismo, y teniendo en cuenta que es un objeto innanimado, eso no podía ser. Que lo que en realidad hay es un diálogo entre un lector (y todo lo que viene con él) y un autor (idem).
El problema ocurre cuando lo que se proponen recetas (Sea rico en una semana, Baje 10 kilos en un mes) o soluciones mágicas (hacer un trabajo para que la pareja vuelva) que nada tienen que ver con resolver situaciones si no con la inmediatez de los resultados. Sobre este tema también mencionó algo en el programa de Fantino:
Cuando vos querés ayudar a alguien a superar un dolor podés hacerlo desde muchos lugares. La religión lo hace a su manera, la psicología lo hace de otra manera, esta gente lo hace de otra manera, la amistad lo hace de otra manera, y puede haber buena fe.
El problema aparece cuando lo que se instala está en el orden de la mentira.
De manera que el autor dejó abierta la posibilidad de que un lector sienta que un libro es un disparador para un cambio o que se haya “sentido mejor” después de leerlo, pero siempre será porque se trata de un diálogo y realmente se tratará de algo sano si lo que se propone en el libro lo es.
Y ya que estamos en el tema, me gustaría incluir acá lo que otra psicóloga best seller (y publicada por la misma editorial, lo que no es un dato menor) ha dicho sobre el tema en el prólogo de su último libro:
Siempre he pensado que mis libros no debieran necesariamente encasillarse en el género autoayuda porque son el resultado de investigaciones y no necesariamente de un acto de iluminación personal, que evidentemente no creo tener. Sin embargo, no puedo dejar de observar ni de opinar acerca de la gente que ha manoseado y denostado el concepto de autoayuda; son personas que se ubican en un lugar, a mi juicio, de mucha soberbia, ya que creo profundamente que todos, sin excepción, necesitamos ser ayudados en la vida, y si un libro (por malo que este sea) contiene una sola línea que a un ser humano cualquiera le sirva para darse cuenta de algo que antes no había visto, sin duda alguna que ese libro tiene sentido y valió la pena el tremendo esfuerzo de que ese autor realizó para escribirlo.
Mi propia opinión sobre el tema es que “Autoayuda” es un nombre comercial medio traído de los pelos para una categoría de producto. Algo así como el concepto de ser para el “tránsito lento” en los yogures.
Lo inventó el marketing y se instaló así, pero no quiere decir que todos los libros que están bajo esa denominación sean lo mismo y que todos intenten vender verdades reveladas.
Ya he hablado en este blog de los discursos misóginos que promueven las escuelas de seducción mediante libros de autoayuda con “enseñanzas” sobre el tema.
En el mismo estante y con un concepto totalmente diferente se ubican libros como los de la colección Chicken soup for the soul que son simplemente historias cotidianas de personas que hablan de sus gatos, perros, de la relación madre e hija, de la comida, etc. Son libros que uno lee “para sentirse bien” por el placer de las historias y por la conexión emocional que nos brindan algunas de ellas.
Por lo tanto, a nivel personal disfruto de textos catalogados como autoayuda siempre y cuando haya honestidad intelectual en lo que está proponiendo su autor.
En conclusión: es un muy buen libro para todos aquellos que quieran meterse un poquito más en el tema del amor y qué significa tener relaciones sanas desde una visión científica.
A los que crean en el amor romántico, en el amor kistch, en el amor de novela rosa no creo que les guste para nada, pero mal no les va a hacer si lo leen.
Y la otra gran conclusión que saco es que Rolón me dá la razón en casi todo lo que pienso del Amor (y del deseo, del matrimonio y de la fidelidad), y que lo mío no es cinismo si no conciencia cívica 😀
Algunas frases del libro:
“El amor requiere una cierta idealización del otro, pues bien, el deseo en cambio necesita degradar al objeto para erotizarse.”
“El amor se regocija en el vínculo, en la permanencia, en tanto que el deseo se comporta siguiendo a un impulso que, una vez satisfecho, desaparece para volver a aparecer después con la misma persona o con otra. (…)
He aquí la diferencia entre quien se relaciona desde el amor y el que lo hace desde el lugar del deseo. Pero como sus reglas son diferentes, sucede entonces que el juego puede volverse peligroso, porque en algún momento uno de los dos va a sufrir.”