La historia que relata este libro son seis versiones de un año escolar narradas por alumnos de un colegio secundario. Ellos son Rafa, Sebas, Leo, Alejandra, Laura y Nadia/Celeste.
El nudo de la historia es Juana, un ser omnipresente pero que no tiene voz propia sino que se va dibujando en los relatos de sus compañeros.
Si bien este personaje parece ser el centro de atención de todo, funciona como excusa para hablar de la historia de la apropiación ilegítima de Nadia/Celeste que es hija de desaparecidos.
Lo positivo
- Es un libro bien escrito: es correcto, bien planteado y prolijo.
. - Usa un lenguaje, actitudes y comportamientos coherentes con las edades de los personajes: hay muchas puteadas, temas de conversación y maneras de actuar que se corresponden con cosas que podrían hacer alumnos de un colegio de cualquier ciudad.
. - La construcción narrativa: es un libro de seis capítulos en el que cada uno corresponde a un personaje. Pese a que me gusta el recurso, también tengo varias críticas que hacer sobre el uso que se hizo de él.
Lo que no me gustó
- La “protagonista omnisciente”: todos la describen pero a final de cuentas nadie puede decir mucho de Juana, alias “la vaca”. Para el lector termina siendo un misterio el personaje que se nombra todo el tiempo.
. - Poderes mágicos: la Vaca tiene la capacidad de hacer que las cosas más extrañas sucedan, como que una postal rota se rearme, el contenido de una cartera levite y que una hija de desaparecidos encuentre su verdadera identidad.
¿No será mucho para un libro que se mete con un tema histórico como ese? ¡Es como si J.K. Rowling pusiera a Harry Potter en las Malvinas!
Qué se yo, a mi me parece que no dá y no termino de comprender por qué la autora apeló a un recurso tan traido de los pelos como lo sobrenatural para desentrañar el tema de fondo de su libro.
. - La construcción narrativa: si bien el recurso de distintas voces está bueno, me cansaron las repeticiones de una misma escena contada varias veces.
Dos ejemplos exitosos de una estructura narrativa similar a esta son Rosaura a las diez de Marco Denevi y Primavera con una esquina rota de Mario Benedetti, la cual casualmente también toca el tema de la dictadura aunque para describir el exilio.
Tomando como referencia estas dos obras creo que lo que falla en El año de la vaca es que la narración se estanca en un mismo suceso en los seis capítulos.
Otra cosa que no entiendo es cuál es el sentido de los monólogos interiores de los seis personajes.
Por qué cada uno está pensando en la vaca y contando lo que pensaban de ella. No están en terapia, no están escribiendo un diario, no hay un narrador externo que nos esté contando qué le pasaba a cada uno, no hay una confesión, tampoco una entrevista ni un interrogatorio… simplemente hay seis versiones juntas de una misma realidad.
. - Atracción del personaje misterioso: siguiendo con las comparaciones, creo que Averbach tuvo que recurrir a los poderes mágicos para dotar de atractivo a la Vaca porque no logró construir a alguien como Camilo Canegato, el protagonista de la obra de Denevi que les señalé antes.
. - Elipsis: en un momento Nadia era Nadia y más adelante es Celeste, vive en otra casa, con otra familia, con otra identidad, con otra realidad, con otra actitud, etc.
Siguiendo el planteo del libro, a esta chica le hacen descubrir su identidad no es que ella se había puesto en una búsqueda activa de la misma ¿Cómo puede ser que de golpe y porrazo abandone toda la vida que conoció para irse a vivir otra realidad como si fuera tal cosa?
. - El significado de la identidad de Nadia: me parece que la autora falla en la construcción que hace de los aspectos psicológicos que tienen que ver con la identidad, y creo que debería haber cuidado más este detalle siendo que el libro va dirigido a adolescentes.
Ningún chico que redescubra o se reencuentre con su identidad biológica va a dejar de ser quien ha sido toda su vida, sino pasará a integrar las dos partes en un proceso que es lento, doloroso, difícil, lleno de preguntas, lleno de cuestionamientos, etc.
Y esto no tiene que ver solo con los casos de apropiaciones, si no también con el de adopciones perfectamente legales, como la que retrata Graciela Bialet en el libro Jamón del sánguche.
O para poner otro ejemplo, si en lugar del tema de las desapariciones habláramos de asumir una homosexualidad ¿no habría todo un periodo de transición necesario para que el personaje y su entorno asimilen su “nueva identidad”?
A mi me dió la impresión que la autora tenía ganas de “castigar” a los personajes padres de la chica por ser apropiadores y en ese afán de justicia literaria con seres que sólo existen en el papel se olvidó que hay un lector adolescente del otro lado que necesita una respuesta más cuidadosa a preguntas como “¿Qué haría si descubro que mis papás no lo son?” o “¿Cuál es mi verdadera identidad?”.
La mejor respuesta a este punto está en el capítulo sobre hijos restituídos del libro Abuelas por la identidad.
. - Verosimilitud: se puede construir a un personaje que no mate una mosca, parezca tonto, feo, inútil, tímido o lo que sea para que mediante mentiras, engaños y embustes logre hacer ver a todos una realidad que no es, tal como sucede en Rosaura a las diez.
Por eso no acepto como creíble a una protagonista que hace magia de la nada, sin que nadie entienda, sin que se explique por qué y que encima sea para que una compañera de colegio recobre su identidad.
Creo que hubiera sido mejor que la autora busque otro camino para contar la historia, alguno más real y posible donde todo se hubiera ido resolviendo por lógica y no por golpes de varita.
. - Saltearme páginas: los capítulos 5 y 6 me resultaron aburridos así que no tuve más remedio que saltearme páginas donde no pasaba nada para ir a los párrafos más o menos interesantes y que aportaban datos para completar la historia.
. - El final: casi casi que diría que la historia tiene un no-final.
Por un lado una vez que ya se sabe que la protagonista del subtexto es hija de desaparecidos no deja mucho a la imaginación y su vida posterior es más bien irrelevante.
Por otro con la protagonista omnipresente no pasa nada y el final es un tanto abrupto.
. - Que haya sido una novela: creo que la historia hubiera ganado mucho dejándola como un cuento.
Si se saca la magia y se limpia el texto, esta historia podría contarse con las palabras justas y necesarias en un cuento de diez páginas.
Si pudiera agregar un dato más, diría que al igual que con Los sapos de la memoria sentí que se fallaba en la mezcla novela+adolescentes+desaparecidos (curiosamente ahí también hay una escena mágica).
Creo que los autores tienen que evitar la tentación de la novela si quieren tener a los otros dos ingredientes y salir airosos en el resultado final.
Qué mejor ejemplo de un buen trabajo que los dos cuentos de Esteban Valentino en Un desierto lleno de gente.
Como pueden ver, esta novela no ha sido de mi agrado pero como siempre digo: que a mi no me haya gustado no quiere decir nada y al que le encante lo invito a dejar sus comentarios.
Datos bibliográficos
Título: EL AÑO DE LA VACA
Autora: AVERBACH, MARGARA
Precio: $ 35,00
Sello: SUDAMERICANA
Fecha publicación: 04/2003
Páginas 144
Medidas 13 X 21.5 mm
ISBN 9500723263
Temática A PARTIR DE 12 AÑOS
Colección LA PLUMA DEL GATO
Este libro está recomendado por el Ministerio de Educación de la Nación en sus 300 libros recomendados para leer en las escuelas.
En mis listas lo recomiendo para chicos desde los 15 años.
Quiero agradecer muy especialmente a Daniela de Random House Mondadori Argentina quien me envió este material para reseñar.