Este libro pertenece a un autor mexicano (ya fallecido) de quien nunca había leído nada.
Confabulario es un libro de 30 cuentos sin un hilo conductor específico ni un título que nos oriente de qué va la cosa.
Buscando el significado de la palabra para desburrarme, esto fue lo que encontré en el diccionario:
– confabularse
prnl. Ponerse de acuerdo dos o más personas, normalmente para delinquir o perjudicar a otras:
Se han confabulado para derrocar al presidente.
– confabulación
f. Acuerdo o convenio secreto entre personas, normalmente para cometer alguna fechoría:
La confabulación fue descubierta a tiempo.
Teniendo en cuenta estas dos definiciones, el Confabulario del título viene a significar el lugar donde, por un acuerdo del autor (¿consigo mismo?), se han reunido textos contando las historias de las fechorías de sus protagonistas. O algo así.
Es un libro ecléctico en los temas de sus historias y en el nivel de sus cuentos. Algunos muy buenos e interesantes, y otros tan aburridos que no dudé ni por un minuto en saltearme párrafos.
El estilo de escritura de Arreola me gustó, no entra en el olimpo de mis favoritos pero me conformó con su construcción de las historias, la originalidad de algunos temas, los buenos finales, el buen manejo del ritmo en la mayoría de los casos, entre lo que más destaco.
Entre los cuentos que más me gustaron:
– Pueblerina: un señor despierta un día y descubre que le han crecido cuernos de toro.
– La mígala: la historia de una araña.
– El guardagujas: una historia medio delirante sobre el curioso sistema ferroviario de un país.
– El prodigioso miligramo: el imperio de las hormigas y su caída. Muy interesante intertexto con la realidad política de cualquier país latinoamericano.
– Anuncio: una empresa que se dedica a fabricar muñecas sexuales anuncia su más reciente modelo.
– Parábola del trueque: un mercader llega a un pueblo ofreciendo cambiar las esposas viejas por unas nuevas.
– Un pacto con el diablo: similar al Fautos de Goethe, pero en el cine.
– Una reputación: un simpático cuento sobre la experiencia de un pasajero de colectivo.
– Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos: una graciosa carta de un pobre consumidor que en lugar de ir a quejarse a una oficina estatal busca llegar al corazón del destructor de sus zapatos.
– Baby HP: una singular máquina que produce electricidad en base a la energía de los niños. Les dejo algunos fragmentos del texto:
De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo de sus hijos. Y ni siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva, pensando que es fuente generosa de energía. El pataleo de un niño de pecho durante las veinticuatro horas del día se transforma, gracias al Baby H.P., en unos útiles segundos de tromba licuadora, o en quince minutos de música radiofónica.
(…)
Los rumores acerca de que algunos niños mueren electrocutados por la corriente que ellos mismos generan son completamente irresponsables. Lo mismo debe decirse sobre el temor supersticioso de que las criaturas provistas de un Baby H.P. atraen rayos y centellas. Ningún accidente de esta naturaleza puede ocurrir, sobre todo si se siguen al pie de la letra las indicaciones contenidas en los folletos explicativos que se obsequian con cada aparato.