De este autor había leído Cuentos del zorro, Cada cual se divierte como puede y El enmascarado no se rinde.
En esta ocasión el libro consta de seis cuentos cortos que valen oro cada palabra. Realmente es un libro fantástico que tiene varios niveles de lectura según la edad de quién se meta en sus páginas.
El primer cuento es un golpe a la mandíbula porque uno no esperaría una historia así en un cuento para chicos, pero los demás tienen el estilo alegre al que don sapo y los animales del monte nos tienen acostumbrados.
- Como si el ruido pudiera molestar: el cuento que le da título al libro toca el tema de la muerte de una forma muy directa y poco usual para un libro para chicos. Sin embargo, la altura, la sencillez y la prfundidad de las palabras me hicieron poner la piel de gallina cuando lo leí.
Es conmovedor leer un texto donde se naturaliza la muerte como un hecho más de la vida, como el último paso después de la vida plena y feliz que tuvo el tatú carreta que la protagoniza.
Sin dudas es un texto adulto, que aborda el tema con honestidad y sin golpes bajos.
La muerte es la muerte y también es una materia para hablar y explicar a los más chicos.– ¡Eh, don sapo! -dijo en voz baja un monito- ¿Qué le pasa a don tatú? ¿Por qué mi papá dice que se va a morir?
– Vamos, chicos -dijo el sapo-, vamos hasta el río, yo les voy a contar.
(…)
Y les contó que todos los animales viven y mueren. Que eso pasaba siempre, y que la muerte, cuando llegaba a su debido tiempo, no era una cosa mala. - El día que se inventó el Año Nuevo: el sapo les cuenta a los bichos como su especie fue la creadora del Año Nuevo.
– ¡Cuente, cuente, don sapo! -dijeron a coro- ¿Cómo eran antes los años?
– Uff… ahí andaban, viejos y arrugados, sin ánimos para nada, más gastados que plumas de víboras.
– Pero, don sapo -dijo la cotorrita verde-, las víboras no tienen plumas.
– Claro que no. Eso es lo que dije. Se les gastaron de tanto esperar, y al final se quedaron sin plumas para siempre.
– ¿Y en esa época no había Años Nuevos?
– ¡Qué iba a haber! ¡Era más aburrido que portarse bien! (…) - Animal de pelea: el sapo cuenta en el monte uno de sus tantos encuentros (incomprobables, por supuesto) con un tigre y cómo salió airoso de semejante experiencia.
. - El tamaño del miedo: otro texto que sorprende por la profundidad del significado de sus palabras.
– ¿Y cómo se llama ese bicho?
– El miedo se llama. Lo conocí por el tamaño.
– ¡El miedo! ¿Y es muy peligroso?
– Para nada m’hijo, una vez que se lo conoce.
(…)
– ¿A usted se le apareció alguna vez, don sapo?
– Más de una, m’hijo, y así lo fui conociendo. (…) Yo sé cómo son esas cosas. La cuestión es animarse y pelearlo. ¿Acaso nunca oyeron decir que hay que vencer el miedo? - Historia del alacrán: me hizo reir mucho este cuento porque me recordó a la gente que es lo que es a pesar de su discurso de buenas intenciones.
. - Nadie es más grande que tu sombra: otro cuento donde el subtexto juega con conceptos que van más allá de las charlas de los animales del monte.
– Bah, nadie es más grande que su sombra. La cuestión era descubrirles algún punto débil, y este sapo lo encontró enseguida: eran muy soberbios.
– ¿Qué quiere decir eso, don sapo?
– Quiere decir que, como eran muy fuertes, estaban seguros de que los demás eran tontos y de que el mundo estaba bien hecho así, para que ellos tuviesen todo el poder.
Es un fantástico libro que puede funcionar bien desde el grupo de 9 a 11 años en adelante.