Para comenzar este post voy a compartir con ustedes lo que Borges opinaba de Arlt (vía el excelente blog Neorrabioso):
Era muy ingenuo. Se dejaba engañar por cualquier plan para ganar mucha plata, por descabellado que fuera, a condición de que hubiera en él algo deshonesto. Por ejemplo, se interesó mucho en el proyecto de instalar una feria para rematar caballos, en Avellaneda. El verdadero negocio consistiría en que clandestinamente cortarían las colas de los caballos, venderían la cerda y ganarían millones. Un negocio adicional: con las costras de las mataduras del lomo fabricarían un insecticida infalible.
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Era comunista: se entusiasmó con la idea de organizar una gran cadena nacional de prostíbulos, que costearían la revolución social. Era un malevo desagradable, extraordinariamente inculto. Hablábamos una noche con Ricardo Güiraldes y con Evar Méndez de un posible título para una revista. Arlt, con su voz tosca y extranjera, preguntó: “¿Por qué no le ponen El Cocodrilo? Ja, ja”. Era un imbécil.En Crítica, estuvo dos días y lo echaron porque no servía para nada. No sabía hacer absolutamente nada. Me explicaron que sólo en El Mundo supieron aprovecharlo. Le encargaban cualquier cosa y después daban las páginas a otro para que las reescribiera. Dicen que reuniendo sus aguafuertes porteñas, que son trescientas y pico, podría hacerse un libro extraordinario. Imagínate lo que será eso. Las escribía todos los días, sobre lo primero que se le presentaba. Menos mal que algún otro las reescribió.
Me aseguran que después se cultivó y leyó a Faulkner, y que eso lo demostró en un artículo de dos páginas, algo magnífico, en que estaba todo: “Sobre la crisis de la novela”. Qué título. Ya te podés imaginar la idiotez que sería eso. Lo que pasa, según Arlt, es que la gente no comprende lo que es la novela, por eso hay crisis de novelas. En la novela cada personaje debe tener un destino claro, como el destino del tigre es matar. ¿Te das cuenta? Tiene que valerse de un animal para significar la sencillez del destino. Más que personajes describiría muñecos”.
Muy posiblemente si se dejan llevar por la opinión de Borges Arlt les parecerá un autor al que es mejor perderlo que encontrarlo, pero a mi las Aguafuertes me parecieron muy entretenidas a pesar que leídas en pleno siglo XXI algunos de sus temas o las palabras usadas suenen casi arcaicas.
Este libro presenta textos que son crónicas de la realidad cotidiana e inmediata de la Buenos Aires de la década del 30 (el libro se publicó en 1933).
Lo interesante del libro es que conjuga el humor, el sarcasmo, la crítica social y una posición bastante informal desde su lugar de periodista donde pareciera decir “Vamos, no es para tomarse las cosas tan en serio”.
Un fragmento de Atenti nena:
(…)
“No lo desprecies al tipo que llevás al lado. No, nena; no lo desprecies.“El tiempo, esa abstracción matemática que revuelve la sesera a todos los otarios con patentes de sabios, existe, nena. Existe para escarnio de tu trompita que dentro de algunos años tendrá más arrugas que guante de vieja o traje de cesante.
“¡Atenti, piba, que los siglos corren!
“Cierto es que tu novio tiene cara de zanahoria, con esa nariz fuera de ordenanza y los “tegobitos” como los de una foca. Cierto que en cada fosa nasal puede llevar contrabando, y que tiene la mirada pitañosa como sirviente sin sueldo o babión sin destino, cierto que hay muchachos más lindos, más simpáticos, más ranas, más prácticos para pulsar la vihuela de tu corazón y cualquier cosa que se le ocurra al que me lee. Cierto es. Pero el tiempo pasa, a pesar de que Spencer decía que no existía y Einstein afirme que es una realidad de la geometría euclidiana que no tiene minga que ver con las otras geometrías… ¡Atenti, nena, que el tiempo pasa! Pasa. Y cada día merma el stock de giles. Cada día desaparece un zonzo de la circulación. Parece mentira, pero así no más es.
(…)
Para quién es este libro:
– Para el que no tenga problemas con leer un lenguaje de porteño de la primera mitad del siglo XX.
– Para los que no tengan prejuicios literarios como los tenía Borges.
– Para lectura de viajes.
– Para el que quiera leer textos cortos.
– Sacando el uso de palabras “viejas”, es un libro bueno para adolescentes y adultos.
Para ilustrar el post un corto un honor al autor hecho por canal Encuentro (a mi la historia del video me dá más Cortázar de Arlt, pero bueno).