En un sentido estricto se trata de dos obras de teatro, pero para los fines prácticos y tomando como base la lista de libros recomendados para chicos desde los 15 años, dejaremos el título así.
¡Jetattore!
La primera obra es la que dió origen y popularizó la palabra “Yeta” como manera de designa al que trae o atrae la mala suerte o inclusive a la mala suerte misma.
Lejos de lo que uno podría imaginarse antes de leer la historia, no se trata de un drama sino de una comedia excelente donde sin duda podremos identificar a amigos y conocidos con los delirantes comportamientos contra la mala suerte.
El argumento tiene como personajes centrales a Carlos y Lucía, dos primos que tienen un romance oculto, que quieren evitar que los padres de ella le arreglen un matrimonio con el rico Don Lucas, un hombre que la dobla en edad y que no es para nada atractivo.
Lo original de la obra es la manera que utiliza Carlos para eliminar a su oponente: empieza a sembrar la idea entre todos los que viven en la casa (parientes y empleados) que Don Lucas es un Jetattore, es decir alguien que tiene el poder de atraer y provocar la mala suerte.
La lo largo de la obra y gracias a mentiras, confusiones y casualidades todos los personajes (inclusive quien inventó todo el cuento para evitar el casamiento de su amada) terminan creyendo que realmente Don Lucas es un auténtico Jetattore.
Me encantó la obra y me gustaría verla en teatro alguna vez. Por los pronto, les comparto la versión de la película que pueden ver en You Tube en seis partes (está adaptada del original, sin ir mas lejos las escenas ecuestres del inicio no están en la obra de teatro).
Locos de verano
Esta obra no me gustó, quizás porque tiene que ver más con las relaciones entre los personajes entre sí que con una historia concreta.
El argumento se basa en los confictos personales de los miembros de una familia. El hijo jugador, el padre metido en política, la mujer que vive del qué dirán, el otro pariente que roba los vueltos de los mandados, el artista que dice que es un genio pero que el público es ignorante y no lo comprende (me suena conocido esto), el loquito de la familia, el tipo responsable que no entiende nada de los que hacen sus parientes…
Seguramente ver la obra es más fácil que leerla, porque con tantos personajes e intervenciones de cada uno me perdí varias veces entre los parentescos, los diálogos y los conflictos de cada uno.