Después de haberme recuperado de la insolación que sufrí ayer por ir a “ver” el Dakar me siento a escribir este post y ojalá que otras personas que hayan asistido a semejante fiasco pasen y dejen su opinión.
Cuando decidí ir al Dakar pensé que era la gran oportunidad para ver en acción a grandes máquinas como los hummers o esas 4×4 espectaculares que posiblemente nunca pueda tener o manejar. Además era la mística de poder haber vivido la “experiencia de un Dakar” más allá de la publicidad boba de los medios masivos. Que hoy veo cuán masivos y bobos son y pretenden vender una realidad inexistente.
“La llegada a Córdoba del Rally Dakar cumplió con las expectativas de los competidores, los organizadores y, principalmente, de la gente que se apostó a la vera de los caminos y durante todo el día, en las afueras del vivac, para ver el paso de las desafiantes máquinas.” Dice hoy La Voz
Pero vayamos mejor a la crónica de un día perdido.
El jueves a eso de las 3 am salí con Guille desde Jesús María, después de haber estado en el festival de doma y Folclore junto a Mauro y Martín. Debíamos cruzar el tramo Ascochinga-La Cumbre (tramo de uno de los prime del Rally Mundial, casualmente) para llegar hasta la ruta 38 y arribar temprano a La Falda.
A las 5 de la mañana estábamos allí haciendo un alto en la Esso que está frente a la terminal de ómnibus antes de seguir viaje al “camino de la pampilla” que es el que atraviesa la Pampa de Olaén y el que nos llevaba hasta Bajo del Pungo, único lugar habilitado el día viernes para ver el Dakar, después de la suspensión del enlace de Tuclame.
Después de preguntarle a los amigos de la Caminera cómo era exactamente la modalidad del operativo montado para el Dakar, empezamos a atravesar las calles desiertas de La Falda para quedar varados por una hora y media frente al Hotel del Lago, a unas 20 cuadras del centro de La Falda pero a unos 15 km de Bajo del Pungo.
La fila de autos iba creciendo con los minutos y nadie sabía por qué estabamos detenidos en ese lugar a esa hora de la madrugada.
Los ansiosos de siempre empezaron con las bocinas sin importarles los huéspedes del hotel que estaban durmiendo o detenerse a pensar por un segundo que si estábamos todos detenidos era porque había algo o alguien que no nos permitía avanzar lo cuál volvía inútil cualquier pataleo.
Después se sumaron los que se pusieron en doble fila, los que pasaron por la banquina de la mano contraria… a las 7 de la mañana recién la policía, que estaba apostada en la entrada del complejo 7 Cascadas (a un km del hotel, aproximádamente), permitió el paso de la larga caravana de los que pretendíamos (ilusamente) ir a ver el Dakar.
Después de andar unos kilómetros y entrar en el camino de tierra junto a otros cientos de autos, llegamos a un puesto en donde alguien, supuestamente bombero de La Falda, nos cobró un estacionamiento de $30 como “Bono Contribución”. Muchos se quejaron de esto según pude escuchar en Cadena 3 mientras despuntaba la mañana en Bajo del Pungo.
Lo curioso del caso es que se dijo que el arreglo del estacionamiento era entre el dueño del campo y los bomberos. Pero hay algo muy interesante: en esa zona los campos pertenecen a la Fundación San Roque; una entidad de bien público que todos los cordobeses deberíamos conocer, así que acá van algunos datos:
La Fundación San Roque es una institución creada hace 243 años por el Deán Doctor Diego Salguero de Cabrera. El Gobierno provincial ejerce el patronato de la misma, lo que en los hechos significa la administración del arriendo de más de 30 mil hectáreas a productores rurales de la zona de la Pampa de Olaen y Cruz del Eje, junto al de algunos inmuebles urbanos. El artículo 7 del Estatuto de la Fundación ordena que le renta por ese alquiler debe ser destinada “al mantenimiento o ayuda económica al Hospital San Roque, en beneficio de los pobres enfermos de la ciudad”.
Una auditoría del Tribunal de Cuentas de la Provincia determinó desmanejos en la entidad que podrían configurar un delito penal. Las presuntas irregularidades van desde faltantes de caja en cuatro ejercicios contables, la ausencia de comprobantes de gastos, la falta de rendición de subsidios por $ 750 mil y la ausencia de inventario de los bienes de uso desde 1998. Por esto motivo, los auditores no pudieron determinar el patrimonio neto de la Fundación. El informe compromete a muchos funcionarios de alto rango del gobierno delasotista.
Fuente: Sos periodista
Intenté buscar información para saber si Bajo del pungo y la zona aledaña es parte del patrimonio de esta Fundación, pero sólo encontré datos del desmanejo de la misma y el dinero que no llega a un hospital que podría tener tecnología de punta gracias a los ingresos que le aportarían 30 mil hectáreas de campo arrendadas (ojo, no es que en esa zona un arriedo sea tanto negocio como enla pampa húmeda, pero en el volúmen de hectáreas muy bien le vendría cualquier ingreso).
En el caso de que esos campos fueran patrimonio de la Fundación (y por ende el Gobierno tuviera la sartén por el mango), uno pensaría que los $30 más el alquiler del predio de las carpas vip y del bolsón donde se ubicó al público fueron a parar “al mantenimiento o ayuda económica al Hospital San Roque, en beneficio de los pobres enfermos de la ciudad”, como lo indicó el Obispo Salguero. Ojalá así sea, porque con los 2000 autos que debe haber habido, más el alquiler del predio una buena cantidad de dinero podría estar llegando al hospital San Roque.
Pero volvamos al Dakar en sí.
Cuando el mediodia (hora de Cristina, el sol decía otra cosa) indicaba que en Taninga se estaba largando el rally, nosotros iniciamos nuestro frugal almuerzo y una sesión de encremamiento con pantalla solar 30 para piel extremadamente sensible. Ya a esa hora el día pintaba como de un calor agobiante y con los rayos UV fuera de la aprobación de cualquier dermatólogo.
Para la 1.30 de la tarde, cuando la primera moto pasó, nosotros nos habíamos ubicado en la loma por la que veíamos el camino como se ve en la foto. Habremos estado a unos 3-4 km del camino y con la primera estela de tierra que dejó ese competidor comprendimos que desde ahí no ibamos ver un carajo de nada.
No había más remedio que bajar, entre piedras, cardos, espinillos y churquis que conforman la espinosa flora serrana, más una chacra de maíz que estaba implantada en el paisaje, hasta el camping improvisado que ya mostraba que juntar la basura que se produce no es algo que muchos de los espectadores tienen incorporado.
Al llegar a la zona del público nos dimos cuenta de algo muy particular: los únicos con una buena ubicación eran los que habían pagado 300 dólares para estar cómodamente instalados en la carpa VIP. La gilada (o sea nosotros y todo el resto) se tenía que ubicar como podía a lo largo de 2 km de alambrado de una sola mano que estaba habilitado para el público que se manejaba en pesos (los $30 de la entrada).
Cuando uno ve dos o tres filas de espectadores, uno al lado del otro, a lo largo de 2 km lo que hace, como lógica, es irse al final de la hilera para buscar el lugar más cercano al alambrado para poder ver. Pues bien, llegamos al final y ahí nos detuvo un vallado policial que estaba cuidando una chacra de maíz y que cortaba el paso a los espectadores.
A ver, seamos lógicos antes que fans. Me parece perfecto que el arrendatario de ese campo haya tenido su cosecha cuidada de una horda de simpatizantes que les hubiera importado tres carajos pisotear las plantitas que tardaron meses en crecer. Ahora, ¿por qué no se habilitó la otra mano que era un campo yermo? ¿Tan sólo por una cuestión de seguridad?
Esta es la foto de lo que podía ver de la carrera desde el lugar donde estaba ubicada.
Cuando se cortó el paso de motos y cuadriciclos a eso de las 16-16.30 hs y entendí que poner en riesgo nuestra salud por el espectáculo miserable que estaba viendo no valía la pena, le dije a Guille que emprendiéramos la vuelta. El Dakar nunca pasó frente a mis ojos y el cuerpo y las ganas no me daban para ir a ver autos de carrera parados a la ruta 20.
La organización de este evento me deja más dudas que certezas sobre lo que en realidad se pretende. ¿será que el negocio del Dakar es sólo para la TV? ¿Será que no quieren que haya público?
Considerando lo que sucede con el Rally Mundial, me parece que negocio y público son compatibles y que se debería consultar, si es que la edición 2010 vuelve a hacerse acá, a quienes organizan desde hace muchos años el Rally que convoca multitudes en Córdoba.
Es entendible que el Dakar funciona y se maneja “a lo Dakar” y ya vienen con su esquema organizativo armado y sus ideas de cómo debe ser el manejo del público en su rally. Pero sumar experiencias positivas y exitosas como la que tiene nuestra provincia en este tipo de eventos seguramente va a ayudar a enriquecerlo y a potenciarlo aún más.
Mis consejos para una próxima edición serían:
– Buscar una ubicación que permita que todo el público disfrute del espectáculo y no solo los que paguen U$S300. En las sierras hay lugares que son tribunas naturales donde en poco espacio pueden ubicarse y ver cómodamente miles de personas
– Mejorar la información que se le da al público. Lss esperas innecesarias, la falta de información sobre el cierre de rutas (que no se cerraban como en el otro rally, en realidad) y un montón de cuestiones que tenemos incorporadas del Rally Mundial que son distintas en el Dakar no se aclararon.
– Brindar más servicios a los espectadores aunque no hayan pagado una entrada. Fue lastimoso ver que la Cruaz Roja atendía abajo de un árbol con una bandera, por ejemplo.
Se podrían haber concesionado y habilitado en condiciones dignas puestos de venta de alimentos y bebidas frescas para que la gente que soportó una temperatura de 40 grados al sol se hidratara y refrescara. Tener un mínimo de conciencia sobre la salud de los espectadores que asisten a un espectáculo de todo el día en el medio de la nada en pleno verano y al rayo del sol es también ser conscientes de la seguridad de esas personas.
Tampoco había baños químicos habilitados.
– El respeto hacia el espectador. Me parece que muchos de nosotros nos sentimos estafados por ir a un espectáculo del cual no pudimos ver nada.
– El respeto hacia los protagonistas: los pilotos.
La organización del Dakar no deja de ser un negocio, eso se entiende. Pero permitirle a los corredores disfrutar del cariño del público en el camino es algo que ellos se llevan más allá de la plata que ganan o del prestigio del premio si logran las mejores posiciones.
Me alegra mucho que todos hayan disfrutado del saludo de la gente en los diferentes lugares por donde la carrera pasó. Me apena no haber podido tener ni una foto de eso a pesar de haber ido a verlos.
Me quedé con las ganas de ver el Rally, y no sé si iría de nuevo el año que viene.
Una pena, debe haber sido un muy lindo espectáculo.