Luego de contarles sobre la cena de misterio, la medieval y la de magia, les presento la última cena temática que reseñaré sobre este viaje a Orlando pero que, en realidad, fue la primera a la que asistimos.
El lugar
El espectáculo se realiza en un edificio enorme que tiene en el centro un barco y está rodeado por una pileta. El público de ubica en tribunas que rodean el escenario.
El menú
La noche en que fuimos nosotros la entrada era ensalada o sopa, plato principal pollo con verduras y postre una porción de torta. Como en los demás lugares a los que fuimos, fueron comidas sencillas pero bastante ricas.
Durante nuestra cena había un par de personas que estaban cumpliendo años que fueron homenajeadas con una torta con velitas para compartir con sus acompañantes.
Si bien se cuenta una historia de fondo, el espectáculo tiene más la lógica de una revista teatral (sin las vedetongas, por suerte) donde hay canciones, acobacia, humor, destrezas, luchas con espadas, tiros de trabuco y mucha participación del público, tanto de los adultos como de los chicos.
Y es precisamente esto lo que lo vuelve uno de los espectáculos más lindos, porque todos pueden ser piratas por un ratito con los disfraces que los asistentes les colocan a los voluntarios que quieren participar de algunos tramos del show. En la foto de abajo pueden ver a los chicos del público vestidos con trajes rojos y sombreros negros .
En este show, al igual que sucede en el medieval, se incita a que cada sector hinche por el color de pirata que lo identifica, ya que los muchachos compiten entre sí en diversos juegos. Destaco, para las chicas, que algunos de los bucaneros están con un chalequito abierto mostrando los abdominales perfectamente marcados.
A los que no manejan el inglés les cuento que es un espectáculo que se puede disfrutar aunque no entiendan lo que se dice porque lo interesante es todo lo visual.
La experiencia
Es un espectáculo muy recomendable, sobre todo para las familias con chicos porque van a poder participar activamente del show con vestuario incluído y en un entorno realmente inolvidable para un niño.
Los que tenemos niños grandes de 33 años que participan en todo podemos aprovechar para sacar fotos también (a la derecha de la cuarta foto pueden verlo a Guille en el escenario, como prisionero del barco pirata).
La anécdota de la noche
Antes de viajar le pedimos al hermano de Guille una bandera argentina para el día del partido de la NBA. El aprovechó y también nos dio una de Belgrano, pero nos pareció que mucho más apropiado iba a ser llevarla a la cena de piratas para sacar fotos dedicadas a nuestros amigos hinchas celestes.
Al terminar el show, pedimos permiso para sacarnos fotos con los protagonistas y ahí aprovechamos para subir con la bandera.
El capitán pirata nos preguntó de quién era y ahí le contamos que se trataba de un club de fútbol de nuestro lugar de origen en Argentina a los que se los llama “Los Piratas”, y que por eso habíamos llevado la bandera.
Con toda la onda se sacaron la foto que ven al costado y nos agradecieron la asistencia al show, pensando que eso era todo.
Ahí fue que Guille le hizo entrega de la bandera como si fuera un acto ceremonial patriótico y le dijo que era un regalo cordobés de un hincha pirata para los “verdaderos” piratas de Orlando.
Y en ese momento pasó lo impensable: ¡el pirata se emocionó! ¡se quedó sin palabras y se le quebró la voz cuando nos dio las gracias!
Les juro que yo no podía creer que un yanqui de 1,90 de alto, voz gruesa y vestido de pirata estuviera al borde del llanto por una bandera de Belgrano. Y no le iba a aclarar que no era una del Barça firmada por Messi para ver si recuperaba la compostura.
Guille lo palmeaba para que el tipo se recomponga de la emoción, mientras cada tanto nos relojéabamos tratando de entender qué le pasaba. Se ve que nunca ningún turista le llevó un regalo de su país relacionado con piratas ¿O habra sido que hasta en la tele de allá pasaron el gol de chilena del Picante Pereyra?
Antes de despedirnos a los besos y abrazos me dijo “sos muy afortunada por el novio que tenés”. Me quedé recalculando, porque si Guille me hubiera regalado la bandera a mi no me hubiera puesto así 😀
El capitán nos prometió que la bandera quedaría exhibida allí; así que si alguno va y la ve, ya sabe cuál es la historia detrás (y si quiere mandarme una foto para ver dónde quedó, mejor aún).
Para más datos del show les recomiendo visitar la web de Pirate’s Dinner Adventure.