Falta poco para las vacaciones y muchos empezarán a sondear amigos, parientes y conocidos para armar un plan para irse a algún lado.
Si ves que la agenda se vacía de posibles compañeros de viaje y ya estás pensando en quedarte en la pileta de lona por falta de compañía, acá van las 15 razones para que te animes a irte de viaje solo:
- No tenés nadie que te rompa las pelotas: tu primo era un divino hasta esos 15 días en Brasil en que descubriste que es un nene de mamá que no puede ni meter un calzón sucio en un bolsa. Y eso lo averiguaste el día 2.
Viajar solo implica que sos vos, tus rayes y tus mambos, pero que te podés arreglar perfectamente con el tornillo que te falta. - No tenés que viajar con los “Villanos de las vacaciones”: son una fauna que llegó para hacer de la tortura, una palabra con un nuevo significado para vos. Estos son algunos de los que se me ocurrieron:
- El vividor: cuando son grupos grandes o cuando la cosa viene de rejunte y llevan al “amigo del amigo”, caes en la cuenta de que el tipo no pone un mango ni para la propina del mozo.
No tiene cambio, se dejó la billetera, tiene que pasar por el cajero, “después arreglamos”, etc, etc. Miles de excusas para ir de viaje a costa de la gilada. - La meona: viajan en auto a Camboriú y logran conocer todas las estaciones de servicio que hay desde Córdoba hasta esa ciudad brasileña. Todas, inclusive la más chica que de casualidad tiene inodoro.
- El bardero: este también por lo general es un amigo de un amigo. Es alguien que tiene ganas de hacerse el malo por cualquier cosa porque cree que a la hora que las papas quemen el resto que se quedó callado tiene la obligación de saltr a hacerle el aguante al amigo.
- El madrugador: su reloj biológico funciona todo el año igual y a las 7 se levanta a tomar mate y escuchar la radio aunque el resto quiera dormir hasta las 5 de la tarde.
- El odioso: le molesta todo, que dejes la tolla mal colgada, que compres X marca de gaseosa o que quieras ir a caminar solo un rato (para no tener que aguantarlo).
- El vividor: cuando son grupos grandes o cuando la cosa viene de rejunte y llevan al “amigo del amigo”, caes en la cuenta de que el tipo no pone un mango ni para la propina del mozo.
- No tenés que vivir en democracia hasta para ir al baño: votación para ver donde se come, votación para elegir el alojamiento, votación para la actividad nocturna. Mientras más grande es el grupo peores se tornan hasta las decisiones más pequeñas.
Saliendo solo vas a disfrutar de hacer lo que quieras, cuando quieras y hasta de cambiar de planes a la mitad de lo que en un primer momento era genial sin que tengas que verle la cara de culo a nadie por eso. - No tenés que convivir con fobias, manías ni caprichos ajenos: siempre está la que no come carne y vuelve una tortura conseguir un restaurant, la que no puede mear si no es un baño cinco estrellas, el que es un histérico del orden y la limpieza… viajando solo podés andar con tus locuras a cuestas sin joder a nadie (a menos que sea patológico o seas muy rompebolas) o bien zafar de tener que soportar las molestias que puedan causarte tus compañeros de aventuras.
- Manejás la economía a tu gusto: si tu idea es ir a un hostel y gastar la plata en excursiones, lo hacés. Si preferís un cinco estrellas pero cenar salchichas, también. Hacés de tu billetera y tu forma de gastar lo que querés y donde querés sin que nadie te joda por eso.
- Podés decidir a donde ir sin tener todo planificado: podés improvisar de un día para otro según se presente una oportunindad, conozcas alguien copado que te invite a compartir una excursión o haya justo un evento al que te gustaría ir.
- La planificación previa es armar el bolso y comprar los pasajes: al menos las de la mayoría de mis viajes han sido así y salieron geniales. Según el lugar y la temporada puede que tengas que incluir reservar alojamiento, pero a veces con decidir el destino ya está. El resto es ir a la oficina de turismo local o consultar con los encargados del lugar en donde te alojes.
- Te ayuda a socializar: ideal para gente tímida que necesita un empujoncito para salir del cascarón. Estar solo te obliga a interactuar para no aburrirte y para tener con quien compartir el viaje.
Ir solo no significa aislarse, sino ir armando el viaje de forma autónoma. - Te ayuda a ser tolerante y a interactuar con gente con la que no hablarías normalmente: en mis viajes me ha tocado hacer tours con parejas gay, con una señora viuda de la edad de mi mamá, con una pareja joven que tenía un hijo que desee que se muriera ahogado en cada uno de los siete lagos (fue el mocoso más hijo de puta con el que me he cruzado hasta ahora. Y los padres como si el nene no hiciera nada), con gente de otros países…
Relacionarte con gente diferente ayuda a ampliar tu visión del mundo, ayuda a que te des cuenta de otras formas de ser, de actuar, de pensar ¡hasta de comer! Quizás algo de todo eso sea una lección que tomes para tu vida. - Te enseña cosas: ya sea las costumbres del lugar, ya sea la cultura de tus compañeros ocasionales de viaje; estar solo te vuelve más receptivo y te permite aprovechar al máximo toda la información que te brinda el guía, el espacio cultural que estás visitando, etc.
- Te ayuda a poner en práctica tus conocimientos: lo típico es poder practicar idiomas. Poder haber en inglés o en el idioma que sea que estés estudiando es una gran satisfacción, más cuando encontrás un nativo con quien hacerlo y pensás “¡Me entiende!”.
Lo más loco que me pasó fue cuando viajé a Puerto Madryn a fines de 2004 y charlé en hebreo con una pareja de israelíes. Fue una de las mejores experiencias del viaje porque pude demostrarle a mi familia que si puede hablar hebreo con alguien (digamos que no entendían para qué estudiaba esa lengua inútil) y que el mundo es mucho más que lo que cada día pasa frente a nuestros ojos. - Te da tiempo para pensar: a veces también sirve como un momento de introspección, de búsqueda interior, de estar solo para replantear ideas, objetivos, quizás hasta para tomar una decisión que le dé un cambio a tu vida o para darte ánimos con lo que has elegido.
El cambio de lugar ayuda a que cortes con la rutina para ver aquello que querés replantear desde otro lugar y sin gente cercana que entorpezca ese momento que necesitás para vos.
- Solo podes tirotear y ser tiroteado mejor: y esta es la razón por la que ya no puedo viajar sola 😛
Las chicas estando solas o en grupo siempre vamos a tener un buitre dando vueltas, así que no es algo que cambie mucho la cosa.
Pero me animo a decir que un varón viajando solo tiene más oportunidades de llamar la atención o de hacerse el “pichón desprotegido” para poder ponerse bajo el cuidado de alguna chica o de un grupo femenino que lo tomará como el macho alfa de la manada.
Sobre esto, una cuestión: si sos un boludo a cuerda, no vas a ser ni macho omega, así que no te gastes porque las minas van a hacer todo para evitarte mientras se codean entre ellas y ponen cara de estar oliendo ricota fresca. - Es una buena excusa para no tener que cargar chucherias como souvenir: viajar solo implica que uno no puede llevarle boludeces a cada pariente. No tía, no insista, no tengo lugar ni para una cucharita de adorno.
- Vas a sentir la satisfacción de vencer el miedo de hacer un viaje solo y por hacer algo que muchos no se animan.
- Si te decidiste, te invito a leer estos posts relacionados: EEUU en español, Cómo organizarte para viajar solo, Cómo elegir un hostel por internet y no clavarte y Mantras para viajes.
Nota: este post trata sobre VIAJAR SOLO, por lo tanto sólo se aprobarán comentarios referidos a esta experiencia. El objetivo es mantener el espíritu del tema para quienes están interesados en la modalidad de viaje en solitario al 100%.
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