Hoy 18 de junio esta aventura interneteana, llamada blog, cumple su primer año.
¡Y yo no quería tener blog!
Y al final lo tuve, lo crié, le puse el pecho, logré hacerlo crecer y caminar.
Escribí, leí, me enojé, me peleé, aprendí, me sorprendí, me informé, me asusté, me sonrojé, me equiboqué equivoqué, conocí personas, suspiré aliviada, suspiré agobiada, me quedé sin ideas, tuve muchas ideas, tuve ganas de escribir, no tuve ganas de hacer nada.
Me sentí triste por no tener comentarios, me fastidié al ver muchísimos comentarios para moderar, aprendí a contar hasta 10 antes de responder, aprendí a contar hasta 20 antes de responder, dejé de contar y mandé a la mierda a alguno que otro.
Me autocensure cosas.
Pensé mucho en los lectores y comentaristas del blog, pensé mucho en el blog, pensé mucho en si esto sirve, si tiene sentido, si vale la pena hacerlo cada día. No encontré la respuesta aún. Por las dudas lo sigo haciendo 😉
Pensé en las cosas sobre las que escribía: en mi querida Córdoba, en sus por qués, es sus comopuedeser, en sus perositienetantopotencial. A veces Córdoba me pone triste porque escribo sobre ella. A veces me pone feliz poder redescubrirla.
Pensé en qué decir este día, qué contarles, cómo resumir un año de blog. Pensé si ustedes querian saber más cosas, si querían decir algo, si querían compartir esto conmigo.
Pensé, al final, que en esto de internet siempre hay alguien del otro algo leyendo, escuchando y sientiendo. Así que bien vale la pensa hacer un repaso largo de este año de blog.
Están todos invitados a la fiesta.
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